La última traición de Dylan

Bob Dylan ha vendido lo derechos del legendario Blowin’ in the wind: estandarte de la canción protesta de los sesenta. Su discográfica Columbia ha hecho oficial que este himno del movimiento pacifista va a ser utilizado para renovar la imagen de la compañía The Co-operative, un consorcio de consumidores que posee las mayores empresas agrícolas y de sepelios de Gran Bretaña, así como servicios financieros y legales. El poeta estadounidense justifica su decisión por los “principios éticos que mantiene la empresa, la cual se preocupa por el medio ambiente, el libre comercio y la responsabilidad social”.
No es la primera que vez que el artista ofrece su imagen y sus temas para anunciar algún producto, pero nadie hubiera sospechado que llegaría a vender la canción que le impulsó a la fama y encendió el fuego de la rebelión en millones de corazones.
Es sólo su última traición. La grandiosa Joan Baez, amante, amiga e inspiradora que sufrió sus traiciones, lo ha repetido muchas veces: “Bob siempre ha ido por libre”. Los que han creído en el como un redentor se equivocan. Es un gran autor de canciones, pero no es un héroe: ama el dinero tanto como a las mujeres. Y ya es decir, porque por su cama ha pasado una larga hilera de damiselas encandiladas por su aspecto frágil y su prosa mágica.
Si alguien aún duda y se pregunta porqué Dylan sólo se preocupa de si mismo, sólo tiene que escuchar su canción: “La respuesta, amigo mío, está soplando en el viento”.